Historia oscura reciente en un duro racconto de Daniel Enz
Empresarios, políticos, jueces, engranajes de una máquina que desvía recursos del Estado para beneficio particular, o para campañas electorales.
El
periodista Daniel Enz volvió a incomodar al poder político de Entre Ríos con un
recuento puntilloso de hechos de corrupción encadenados durante tres décadas.
Lo hizo en una punzante obra bajo el título “Sicarios de la caja” que está
entre las más requeridas en las librerías de la región.
Daniel Enz explica en su libro de 700 páginas cómo un legislador servil
a la impunidad del poder político llega a ser premiado con la presidencia del
Tribunal de Cuentas; cómo una abogada de dirigentes denunciados por corrupción
es depositada en la presidencia del Superior Tribunal de Justicia; cómo los
empresarios más mentados de la patria contratista que sostiene las campañas
políticas con dinero del estado siguen haciendo negocios con organismos
públicos aunque sean condenados por la justicia; cómo un grupo de legisladores
atacan a un vocal del Tribunal de Cuentas para que abandone una investigación
que los imputa; cómo sufren los que pretenden sacar el pie afuera del plato;
cómo desaparecen en un transporte cajas con pruebas de fraudes; cómo los mismos
políticos y jueces revelan, de tanto en tanto, las fechorías de sus pares o
tratan de “traidores” a los dirigentes que ayer fueran sus amigos y socios.
El paseo por los fangales del Estado va desde los famosos ATN de los
años 90 que enriquecieron familias y apuntalaron partidos, a los no menos
famosos contratos truchos del siglo XXI, y de punta a punta revela robos
multimillonarios a las arcas del estado por medio de un método infalible: la
connivencia de empresarios, políticos y jueces, en las grietas de la ley. Por
supuesto: los grandes negocios permiten grandes márgenes de discrecionalidad
convertidos en arbitrariedades, de ahí que algunas privatizaciones estén en el
centro de las sospechas: la planta alimentaria de Santa Elena es un ejemplo.
Claro que esos pantanos muestran, por oposición, el temple de sectores
que intentan resistir y no siempre fracasan.
De Morel a Goyeneche
“Sicarios de la caja” resalta los obstáculos que han debido sortear los
fiscales que se propusieron investigar los hechos de corrupción o dilucidar el
entramado. Fiscales o miembros de organismos de control que terminaron
perseguidos, denunciados, y a veces destituidos. José Rubén Morel, Oscar Rovira
y Cecilia Goyeneche fueron, para Daniel Enz, tres puntales en las
investigaciones y por esa razón, eyectados.
También señala una cierta paradoja: la continuidad de la matriz de
corrupción por décadas, y a la vez la actuación de la justicia en no pocos
casos, con políticos demandados que debieron devolver bienes, e incluso
murieron como presidiarios.
Por supuesto que un punto neurálgico por reciente, y por la importancia
del protagonista, es la condena a 8 años de prisión e inhabilitación perpetua
para ejercer cargos, que recayó sobre el ex gobernador Sergio Urribarri y que
aún no está firme.
La obra de Daniel Enz no entra en maniqueísmos: aquí los buenos, aquí
los malos. Nada de eso: muestra los entrecruzamientos de intereses y denuncias,
porque ocurre que a veces los mismos sospechados de hechos reñidos con la ley
apuntan verdades sobre casos peores.
La mayoría de los hechos de corrupción abordados en “Sicarios de la
caja” fueron denunciados por la Revista Análisis, y algunos terminaron en
juicios con condenas. Los modos de las defraudaciones pasan por licitaciones
amañadas, negocios cartelizados, mal manejo de fondos, uso de aportes o
contrataciones con fines ocultos, sobreprecios... Entre los nombres de empresarios
vinculados a esas políticas figuran en el libro Miguel Marizza, Néstor Iván
Szczech, Hugo Lifschitz, Sergio Taselli; entre los políticos: Eduardo Jorge
Macri, Oscar Mori, Domingo Daniel Rossi, Abelardo Pacayut, José Ángel Allende,
Juan Pablo Aguilera, Raúl Taleb, además de los gobernadores de cada turno.
Entre los jueces sobresalen los nombres de Claudia Mizawak y Daniel Carubia.
Enz endilga a algunos magistrados demoras injustificadas en las pericias, para
que venzan plazos, y apuros injustificados que debilitan la reunión de pruebas
contra los corruptos.
Sin dudas, "Sicarios de la caja" y los quince libros
anteriores del autor dan un panorama de aspectos ocultos de la historia
reciente del poder político en Entre Ríos, fruto de investigaciones de diversos
periodistas, políticos y fiscales.
Efectos positivos
Si bien en algunos casos no hubo condena y los expedientes fueron
archivados por falta de pruebas, aquí el periodista insiste en una suerte de
pacto entre políticos para no avanzar con causas, y es lo que ocurre con la
denuncia contra un legislador por el supuesto soborno que recibió para no votar
un juicio político al gobernador Serio Montiel.
Sobre el hecho judicial que más afectó a la oposición, cuando cayó preso
el entonces presidente municipal de Paraná, Sergio Varisco, Daniel Enz escribió
junto al periodista de UNO José Amado un libro titulado “Territorio narco”, que
se sumó a dos obras anteriores: “Los hijos del Narco” y “Las cenizas del
Narco”.
Daniel Enz ha investigado y denunciado delitos de militares, policías,
políticos, jueces, empresarios, sindicalistas, profesionales, religiosos,
capitalistas diversos, bandas de narcos. Es imposible conocer la incidencia de
este tipo de contralor periodístico. Si bien es cierto que la Constitución de
la provincia no se cumple en varios de sus artículos precisamente para
favorecer la connivencia con empresarios que sostienen a los partidos, también
es cierto que algunos organismos del estado pueden funcionar con mayor
transparencia a partir de las prevenciones que genera este periodismo en el
funcionariado; y es que no son pocos los fraudes penados, como no son pocos los
funcionarios que debieron rendir cuentas y que, si no quedaron tras las rejas,
están a punto.
Sincericidio
Si en la corrupción algo se echa a perder, hay que decir que las
manifestaciones de la corrupción son variadas, y algunas de ellas están
tratadas aquí; no todas en función de manotear dinero a la bolsa del pueblo. La
corrupción en el estado requiere de poderosos de la política y de las empresas;
sus modos son múltiples y a veces originales, astutos. La reiteración de casos
a través de las décadas, es decir, la constatación de que no se trata de hechos
aislados sino de normas, pone en tela de juicio el rol del Estado. Y más cuando
los sectores involucrados, en vez de intentar autocríticas esperan que un manto
de silencio cubra las denuncias y apague los sinceramientos. Como aquel de
Oscar Mori ante el escritor Martín Caparroz, que desnuda los robos para el
bolsillo del caballero y la cartera de los partidos. Una auto delación
cruda, obscena, que no movió la aguja en las castas enquistadas en el poder,
aunque sea para modificar métodos ilegítimos de acumular dinero para la
política.
Daniel Enz señala los hechos, los difunde, sostiene el interés para que
los grupos de poder no logren acallarlos. Por eso los denunciados llaman
“hostigamiento mediático” a lo que el diccionario llama periodismo, sin más.
DTF- UNO – Domingo 16 de Octubre de 2022