Ambientalistas marcan agenda con la Constitución en la mano
Redactan un proyecto de ley y salen a juntar firmas para una iniciativa popular que obligue a legisladores a estudiar daños del sistema agrario
Las organizaciones ambientales entrerrianas,
quizá el evento de conciencia social más rebelde y hondo en estas tres décadas,
junto al reverdecer de pueblos ancestrales, despliegan un plan harto complejo
en estos días para frenar la declinación extractivista en el territorio.
La provincia se debate ante dos flagelos
estructurales: el deterioro de la biodiversidad y el desarraigo y el
destierro de las poblaciones. Entonces, las organizaciones con mirada ecológica
se devanan los sesos por una estrategia adecuada.
Se encuentran en
la necesidad de estudiar, divulgar, resistir y al mismo tiempo conversar con
sectores de poder porque a veces, sin lograr un cambio sustancial, pueden sí
aportar pequeñas variaciones que mejoren la situación. Y el equilibrio en este
punto es difícil.
El dilema se plantea
de este modo: si llamamos a los efectos del sistema vigente “ecocidio” y
“terricidio”, según la mirada amplia de ecologistas, y profunda de pueblos
ancestrales, entonces ¿cómo tratar con los responsables del sistema que se
turnan en el gobierno del país y las provincias desde hace décadas? ¿Cómo
reunirnos a conversar sobre probables mejoras en un artículo de un proyecto de
ley, para evitar males irreversibles, si pensamos que el ritmo de la decadencia
es vertiginoso y no da para entretenimientos?
Desde distintos
ángulos
Las organizaciones
ambientales, las asambleas, los centros de estudio, los foros, cumplen roles
diferentes, sin mayor articulación, y con las desconfianzas generadas por las
estrategias distintas, pero en conjunto y sin formar un bloque han logrado una
incidencia notable en la vida comarcana. El aliento viene de la cuna, porque es
cierto que las asambleas de hace 25 años en Paraná desarticularon el proyecto
de represamiento más ambicioso de la región y salvaron una compleja biodiversidad
de la visión tecnócrata extractiva.
Hay en la
actualidad organizaciones reunidas en torno de problemáticas muy localizadas
(Multisectorial en Defensa de los Humedales, Foro por la Recuperación del río
Paraná); otras con larga lucha sobre transgénicos, insecticidas, herbicidas
(Coordinadora Basta es Basta); las hay más dedicadas al arte en relación con el
ambiente (Movimiento de Costa a Costa), o centradas en los saberes sin
especializaciones (Junta Abya yala por los Pueblos Libres). Y están las que muestran
fuerte raigambre en la defensa del ambiente en momentos cruciales: Foro
Ecologista de Paraná, Asamblea Ciudadana de Concordia, Asamblea Ciudadana
Ambiental de Gualeguaychú, Foro Ambiental de Gualeguay, Red Ecosocialista,
Mingaché de Larroque, La Tribu del Salto, Unidad de Vinculación Ecologista -
Fundación La Hendija, Baqueanos del Río, Fundación Cauce, Cuidadores de la Casa
Común, Fundación Eco Urbano, Trabajadores Por la Ventana, Programa de Extensión
Por una Nueva Economía, Asamblea Ciudadana Vecinalista de Paraná, y sus pares
de otra decena de ciudades entrerrianas como Colón, Concepción del Uruguay,
Chajarí, La Paz, etc. Ninguna menos importante.
Se cuentan, entre
esas y otras organizaciones, algunas centradas en los acuíferos, o en los
basurales y los arroyos, o pendientes del río y la llamada hidrovía; otras que
tienen la mirada fija en las pasteras y la producción de maderas aquí para
industrias vecinas; están las concentradas en el fracking y la venta de arenas
desde aquí para ese peligroso sistema de extracción de hidrocarburos; las que
encaran los problemas de los peces, las aves, el monte, los humedales, el
arbolado urbano, los espacios verdes, el tratamiento de los residuos, la salida
mediante la agricultura ecológica… Son decenas. Y muchas coinciden con
postulados antiguos y vigentes sostenidos en organizaciones como Onkaiujmar
Pueblo Nación Charrúa, entre otras. No es este un listado, sólo una referencia
de grupos que miran la biodiversidad, y en ella al ser humano, desde distintos
ángulos, con aportes muchas veces complementarios.
Desde 1996
Hubo reuniones
cruzadas para defender el delta de negocios turbios; para evitar los incendios,
para rechazar el fracking, para concientizar sobre los riesgos de las termas, y
frente a otras inquietudes bien focalizadas.
Se recuerda, por
caso, cada 2 de Agosto, el Día de la Argentina Libre de Fracking, y la fecha es
un homenaje a la lucha de las asambleas entrerrianas para tomar y generar
conciencia ambiental y anticolonial. El 2 de agosto de 2014, Gendarmería
reprimió una manifestación y detuvo a Facundo Scattone, Bernardo Zalisñak,
Horacio De Carli, Francisco Larocca y César Pibernus, luego procesados y
finalmente sobreseidos, cuando defendían el territorio del paso de camiones con
equipos de exploración sísmica para iniciar el fracking en Uruguay. Uno con
sangre en el rostro, otro con las manos esposadas… Las agrupaciones panzaverdes
son orgullosas, claro, de sus hitos.
Sin dudas, muchas
de estas organizaciones fueron inspiradas por una inicial Asociación de
Entidades Ambientalistas de la Cuenca del Paraná, formada hace 25 años,
para la resistencia al represamiento del Paraná Medio. Hay que decir, entonces,
que la fuerza de la conciencia ambiental que ha irrumpido en la agenda cultural
y la conciencia de las y los habitantes de esta provincia, reconoce una
explosión inicial en el año 1996, y una ciudad bien definida: Paraná.
En estos años
recientes, el estado de Entre Ríos derogó una ley que impedía vender troncos a
las pasteras, facilitó el sistema agropecuario con semillas modificadas y
patentadas y el uso masivo de insumos químicos para matar hierbas e insectos, e
impulsó la venta de arenas para el fracking. De esta manera el estado
provincial se tornó protagonista en tres de los principales temas de
preocupación entre los ecologistas de la Argentina.
Se le suma la tala
rasa de entre 10 y 13 mil hectáreas de monte nativo por año en los últimos 30
años, y la frecuente quema de pastizales y montes en el delta, problemas que el
estado no ha logrado superar. De ahí que no pocas organizaciones se sienten
cumpliendo un rol central en el estudio, la concientización, pero como quien lucha
reculando.
Al mismo tiempo,
ese estado ha impulsado diversas áreas protegidas y ha promovido cierta
educación ambiental, entre otras acciones positivas, hay que decirlo.
En temas
vinculados a la ecología, el mismo estado de Entre Ríos ha resuelto, contra el
mandato constitucional, continuar con la tercerización del manejo de fondos del
estado en una empresa privada, y ha incumplido también con artículos
constitucionales que mandan crear un Ente ambiental para garantizar las
evaluaciones de impacto ante cualquier iniciativa que ponga en riesgo el
ambiente y para implementar la licencia social (artículo 84); y mandan crear un
Consejo Económico y Social (artículo 53), entre otros artículos no menos
importantes. La infracción sostenida ya cumplió 13 años.
El artículo 36 de
la Constitución manda que directoras y directores de los hospitales y de las
departamentales de escuelas se nombren por concurso. La designación de facto,
“a dedo”, dificulta el ingreso de profesionales y docentes críticos del sistema
extractivista en la conducción de aulas y centros complejos de salud. El estado
incumple así la Constitución para poder incumplir la Constitución más
fácilmente.
Es así que los
gobernantes exponen fundamentos contrarios a la Constitución y se arrogan el poder
constituyente, cuando sencillamente fueron elegidos para otra cosa.
La Carta Magna que
los políticos juran defender, dice, textual en su artículo 84 (bien
específico): “Un ente tendrá a su cargo el diseño y aplicación de la política
ambiental. Son sus instrumentos, sin perjuicio de otros que se establezcan: la
evaluación ambiental estratégica; un plan de gestión estratégico; el estudio y
evaluación de impacto ambiental y acumulativo; el ordenamiento ambiental
territorial; los indicadores de sustentabilidad; el libre acceso a la
información; la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones
que afecten derechos y la educación ambiental, atendiendo principalmente a las
culturas locales. La ley determinará la creación de un fondo de recomposición
ambiental, y estrategias de mitigación y adaptación vinculadas a las causas y
efectos del cambio ambiental global”. ¿Se cumple? No. Y es que llegan los
gobernantes en base a la Constitución y aprovechan los artículos que les
permiten acceder al poder, pero ignoran los que les molestan. Una rara herencia
de las monarquías absolutas les manda a hacer lo que les plazca, a usar sólo
los párrafos que más les convengan en el momento… Las autocracias vernáculas no
dejan de asombrarnos.
Trabajo quiero
trabajo
Uno de los
problemas que atraviesan a la lucha en defensa del ambiente sano radica en la
urgencia de brindar a sus habitantes un lugar. El arraigo es cosa seria aquí,
donde prevalecen precisamente el desarraigo y el posterior destierro. De ahí
que en las asambleas se conversa, en forma muy frecuente, cómo hacer para que
el cumplimiento de las normas de mínima invasión sobre el paisaje vaya
acompañado de oportunidades para las mujeres y los hombres del territorio.
Ambiente y trabajo
van de la mano, no deben ser excluyentes. El ser humano forma parte del
ambiente, de modo que excluirlo, desterrarlo, o afianzar modelos que generan
tareas para pocos, o que faciliten el reemplazo del humano por máquinas, es una
política contraria al ambiente. Es decir: un modelo de concentración económica
y trabajo mediante máquinas, sin participación del pueblo, puede quizá usar
menos químicos y contaminar menos el suelo y el agua, pero será dañino si no
contempla el trabajo.
Dicho de otro
modo: un territorio debe contener ese monte, ese arroyo limpio, esas mojarritas
en el arroyo, esos campesinos en sus distintos rubros, esos educadores, esos
trabajadores de la salud, esos obreros de las manufacturas, mujeres y hombres,
y esos alimentos sanos y cercanos. Árbol y trabajo, suelo y trabajo, río y
trabajo, trabajo y pájaros. De ahí que la mirada ecologista está enraizada
profundamente en saberes ancestrales que hablan de armonía, convivencia,
complementariedad, vida colectiva.
La mirada
sectorial propia de sindicatos, por caso, de las organizaciones
tradeunionistas, suele dejar los temas comunes para después. Por eso, si bien
existen miles de partidos, sindicatos, colegios de profesionales, estados,
cámaras judiciales, etc., ante los problemas más acuciantes del ser humano como
son la salud del agua, el suelo y la biodiversidad, surgen otras organizaciones
llamadas asambleas, centros de estudios, foros. Son contadas las organizaciones
clásicas que logran comprender el problema ambiental y romper sus límites.
Iniciativa popular
En estos días se
imponen dos temas entre muchos: la hidrovía y los agronegocios. Aquí veremos la
actuación de un grupo extendido por toda la provincia, de sur a norte, de este
a oeste, para discutir el sistema.
La Coordinadora
por una vida sin agrotóxicos en Entre Ríos “Basta es basta” junta firmas para
una Iniciativa Popular. Se vale para ello del artículo 49 de la Constitución
provincial. Quiere impulsar en la Legislatura una ley que declare “actividad
peligrosa” a la producción agrícola que usa insumos de síntesis químicas, es
decir, al modelo “Monsanto” como se ha llamado a la producción de transgénicos
con herbicidas e insecticidas.
El proyecto es
breve, consta de cinco artículos principales: Declárase actividad peligrosa a
la producción agrícola con utilización de insumos de síntesis químicas.
Declárase la Emergencia ambiental en todo el territorio de la provincia de
Entre Ríos, por un plazo mínimo y prorrogable de dos años, por estricta
aplicación del principio precautorio. Créase el Registro público provincial de
establecimientos agropecuarios que utilizan insumos de síntesis química para el
control de malezas, plagas y fertilización de los suelos. En el mismo deberá
constar: cantidad de hectáreas afectadas a la producción, parcela
georreferenciada, propietario y/o arrendatario y plan productivo anual. Créase
el Registro público provincial de vigilancia epidemiológica en el ámbito del
Ministerio de Salud, necesario para conocer la situación real de la población
en riesgo. El gobierno provincial evaluará el impacto acumulativo y sinérgico
de todas las pulverizaciones que se han efectuado en todo el territorio
provincial. El que deberá realizarse teniendo en cuenta las diferentes matrices
ambientales, sociales y productivas”.
Carta a Stratta
Veamos algunos de
los fundamentos en un brevísimo fragmento de la carta dirigida por la
organización Basta es basta a la vicegobernadora Laura Stratta. “Desde la
finalización de la ‘segunda guerra mundial’, proceso bélico químico, se inició
un discurso desde distintos organismos señalando la necesidad de aumentar
significativamente la producción de alimentos para subsanar el hambre en el
mundo, dando lugar a la denominada ‘Revolución verde’. La misma fue el inicio
de la utilización de la ingeniería genética aplicada a los cultivos junto con
el incremento de usos de biocidas. A lo cual se sumó la ampliación de la
frontera agrícola con monocultivos a gran escala. La utilización de componentes
de síntesis química para el control de plagas, malezas, y fertilización de los
suelos, incluso preventivamente, tuvo resultados en relación al aumento de la
productividad, para el momento, muy alentadores. No obstante, al poco tiempo se
demostró que su uso no era innocuo, sino por el contrario, generaba efectos
colaterales tanto en el ambiente como en la salud de las personas. A la vez que
quedó demostrada la falacia de su postulado, ya que mientras la frontera
agrícola se extendió en todos los territorios de manera exponencial, también lo
hizo el hambre”.
“Resultaban particularmente
afectados aquellos trabajadores cuya labor implicaba la manipulación de
productos agrotóxicos, ejemplo de ello es la cifra que establece que a nivel
mundial el tres por ciento de los trabajadores en la agricultura que están
expuestos al contacto con agrotóxicos sufre de un episodio de intoxicación
aguda por año (Chelala, César). Pero este autor destaca que además de
intoxicaciones agudas, ‘la exposición a plaguicidas durante largos períodos a
bajo nivel de exposición puede producir efectos crónicos severos tales como
malformaciones congénitas, daños al sistema nervioso central, efectos
mutagénicos, distintos tipos de cáncer, daños al sistema inmunitario y lesiones
a la piel, los ojos y los pulmones, entre otros’”.
La Iniciativa
Popular pide, entre otras cosas, la evaluación del impacto acumulativo y
sinérgico del sistema, que está disimulado por las leyes actuales. El texto de
la iniciativa se lee en este enlace: https://drive.google.com/file/d/1XWwWOjCeQXy8A8-Q1lWFtE9B79cnnIZQ/view?usp=sharing
Es fácil observar,
con este ejemplo, la generación de conciencia que buscan los vecinos agrupados
en una coordinadora ambiental, y la acción concreta: redactar un proyecto,
fundamentarlo, juntar firmas… Entrerrianas y entrerrianos buscándole la vuelta,
por amor a la vida.
Daniel Tirso Fiorotto – UNO – domingo 11 de
julio 2021