Daneri: "Traumatizar la política porque no alcanza el tiempo"
"Es tal la gravedad de la crisis ambiental, que nos quedan 20 años", alerta el estudioso Jorge Daneri y llama a recuperar la soberanía alimentaria y energética. Aquí, una valoración de la soberanía de los pueblos frente a la acelerada destrucción de la biodiversidad.
Jorge Daneri es un referente argentino en los
saberes sobre el ambiente, su protección, su destrucción; en las leyes del
mundo y del país que procuran morigerar o revertir los efectos del sistema, y
con participación activa, por décadas, en las asambleas ambientales. Es decir,
sus palabras cultivan comunidad y en los hechos vive tejiendo comunidades.
Un currículum sería largo, pero digamos que Jorge
Oscar Daneri primero escucha, ahí su actitud central, y cuando le preguntamos
responde sin rodeos y sostiene en un tono de lo más suave las más ásperas
denuncias contra el sistema dominante. El monte, el humedal, el arraigo, la
salud, sus desvelos.
Abogado con especialización en Derecho Ambiental,
Jorge Daneri fue un puntal entre los asesores de la reforma constitucional de
la provincia de Entre Ríos hace casi tres lustros y por eso muestra como
un ejemplo las bondades de la ley madre y los engaños de la dirigencia política
que, hecha la ley, hecha la trampa: no reglamentan las normas. Es decir: las
promulgan en teoría y las revocan en los hechos. Y la Argentina es en esto un
modelo para conocer el fraude.
Aquí explica leyes
y vacíos, e insiste con los apremios de esta era moderna por la velocidad de la
destrucción y la lentitud de nuestras respuestas. “No
llegamos”, repite. Pero en vez de quedarse en la voz de alerta, da pistas para
encarar ese otro mundo posible desde la confluencia de la conciencia ambiental
y la vida comunitaria.
Leyes incumplidas
Como el diálogo se da en las afueras de Paraná, le
preguntamos primero por el territorio entrerriano.
—Tenemos leyes que protegen el monte, los humedales,
¿eso equivale a decir que estamos tranquilos con el cuidado de la biodiversidad
en la provincia?
—Nosotros podemos tener excelentes normas, pero si
no hay convicción y compromiso, si no hay un proyecto político para el
cumplimiento y la aplicación de las leyes, las leyes no existen. El compromiso
y el cumplimiento no sólo deben ser un deber de los gobiernos: tiene que haber
una apropiación social de ese derecho que también es un deber. Adoptar una
actitud de protección que surja desde la propia sociedad, de las
organizaciones, es fundamental porque si nos quedamos a esperar que la política
partidaria mayoritaria cumpla y aplique, estamos fritos. No es así. La
provincia de Entre Ríos tiene muy buenas leyes, la mejor Constitución
provincial sobre sustentabilidad y ambiente, desde hace casi 14 años, y no
generó un solo proyecto de ley que ponga en valor lo que la Constitución ha
establecido. Es decir: no tenemos una ley de protección del ambiente en la
provincia, somos la única provincia que no la tiene. Hay tres leyes de
áreas naturales protegidas en humedales y no tienen sus decretos
reglamentarios. Lo cual quiere decir que no hay presupuesto, equipamiento,
personal. Una ley de línea de ribera y riesgo hídrico
que determina qué es público y qué es privado: no está reglamentada. Una ley de
comité de cuenca: no está reglamentada. La Constitución dice que tiene que
construir socialmente una ley de adaptación y mitigación al cambio climático,
nunca lo hizo en 14 años. ¡En semejante crisis de civilización! El Consejo
Económico y Social que expresamente dice que tiene que estar integrado por
organizaciones de perfil ambiental, ecologista; el Consejo es casi como un
coparlamento, un parlamento ad honorem donde están todos los actores sociales
interesados que pueden aportar, sería de una riqueza para el gobernador y para
el propio poder Legislativo, y no ha sido formado.
¿20 años?
Jorge Daneri integra
actualmente el equipo de la Unidad de Vinculación Ecologista de la Fundación La
Hendija, y la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, entre otras
organizaciones. Por muchas razones debemos atender su advertencia sobre los
plazos brevísimos que cumple el sistema para romper de manera irreversible el
ambiente, y la necesidad de que las comunidades tomen cartas en el asunto.
“Tendríamos que construir un concepto de
ecoanarquismo, anarquismo organizado; aportar a que, desde las sociedades,
desde los territorios, desde la escala humana, se pueden producir hechos de
incidencia política que traumaticen, que pongan en crisis esta manera clásica
de hacer política. Ahí trato de referenciarme en dos autores que nada tienen
que ver entre ellos: uno es Hugo Alconada Mon, de los mayores investigadores de
la corrupción en la Argentina, y la otra es Naomí Klein, en su libro sobre
cambio climático y capitalismo. Los dos llegan en sus últimas páginas a la
misma conclusión: la política no está a la altura de las circunstancias, de la
crisis de civilización. Y van a ser los movimientos sociales los que van a
producir esa transición radical que se necesita para que esta crisis de
civilización no se profundice. De igual manera, yo tengo una disidencia parcial
con esto. Es real que los movimientos sociales parecen estar adelante, pero
necesitamos traumatizar la política porque no nos alcanzan los tiempos. Es
tal la gravedad de la crisis ambiental, es tan enorme, que nos quedan 20 años.
Crudamente nos quedan 20 años. En estos 20 años, si no penetramos a los
partidos políticos mayoritarios, en Entre Ríos como en el país, estamos en un
serio problema. Todos los partidos
políticos, sus juventudes, sus generaciones intermedias, tienen que producir
una enorme crisis para dar ese salto cualitativo”.
—Señalás el crecimiento geométrico de los problemas
ambientales, ante una conciencia más lenta.
—Es así, por eso de alguna manera hay que conmover
a los actores, en la mayor diversidad. Hay hasta un error, seguramente
inconsciente, del movimiento ecologista, en lo que nos toca, entrerriano,
argentino: nos estamos reuniendo, vamos enriqueciéndonos, pero hay que salir
afuera. Salir a traumatizar los procesos. Y tener una gran capacidad de
conversación, de escucha, de mediación, porque si no, no llegamos.
Alimentos y energía
—A veces pequeñas rencillas nos ocupan la atención
por años.
—En las comunidades hay un desafío enorme y
hermoso: buscar la autosuficiencia de lo básico, de lo que realmente
necesitamos, o incluso un concepto más fuerte en términos políticos: la propia
soberanía de cada localidad, alimentaria, energética. Si
empezamos a construirlo desde lo local podemos hacer nuestros propios ejemplos,
como de un cooperativismo político, que va resolviendo sus problemas sin
esperar de ese gran papá Estado, que se ha vuelto un gran incumplidor. De
alguna manera nos vamos a tener que hacer cargo.
—Artigas le llama “soberanía particular de los
pueblos”. Coincide la visión comunitaria con la conciencia ecológica, con la
licencia social que decimos hoy, la participación de la vecindad.
—Exactamente. Y en el caso de Entre Ríos con una
cultura del cooperativismo que incluso resistió a las privatizaciones de
(Carlos) Menem. En Santa Fe privatizaron el agua, las dos ciudades más
importantes, y miren cómo les fue. En Entre Ríos no pudieron. Y de alguna
manera, rescatar esa cultura para un cooperativismo de la soberanía
alimentaria, energética… ya esos dos escenarios serían notables, y con una
Constitución provincial que lo posibilita, porque no se puede privatizar el
agua, por ejemplo.
Jaque mate
—Hacías referencia a la falta de apertura a la
vecindad, en los temas del río, la llamada hidrovía.
—Las venas abiertas de América Latina, eso es la
hidrovía. Eduardo Galeano lo denuncia hace 40 años atrás, la hidrovía es la
mayor expresión de un modelo de producción y consumo extractivista,
simplificador, a través de la soja, la minería a gran escala, los grandes
fideicomisos, la concentración de la tierra. La visión de Artigas, incluso la
unidad económica de Urquiza, las 50 hectáreas de Chajarí, son modelos a
rescatar, la antítesis de la hidrovía, donde el río, el Entre Ríos, la
Mesopotamia, es un abrazo de diversidades culturales y biológicas. Ya no la
hidrovía (que es un invento del neoliberalismo menemista, y del Banco
Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento): el recuperar
el valor del río con sus reinos de vida, y los seres humanos adentro, es
prioritario. Es recuperar la identidad indígena, inmigratoria, campesina. Un
economista amigo siempre nos decía que en Entre Ríos producíamos 150 alimentos
hace 40 años, y ahora siete u ocho. ¿Qué ha pasado? Es tremendo. En ese
sentido, este modelo que simplifica todo de manos de las corporaciones del
agronegocio está poniendo en jaque mate lo más hermoso de la historia de
nuestra tierra.
—En su momento hablábamos de generar corredores
biológicos. ¿Hay en las áreas naturales un indicio?
—Siempre los pequeños ejemplos ayudan. Lo de la
cuenca del arroyo Las Conchas, ahí hay un movimiento embrionario, que intenta
formar un comité de cuenca, un sitio Ramsar, donde Alfredo Berduc y la actual
directora están haciendo un esfuerzo muy interesante. Pero la Constitución de
la provincia convoca a reconstituir, reconformar, los corredores biológicos o
bioculturales, de nuestros arroyos. Y eso implica reforestar con nativas por lo
menos (como lo dice la ley forestal de la década del 50, de Perón, del siglo
pasado), 50 metros para un lado y 50 para el otro. Tienen que ser totalmente
preservados, decía la ley. Nunca se cumplió. Con el modelo sojero se terminó de
arrasar. Entonces recomponer los corredores bioculturales, en la provincia más
atravesada de arroyos, riachos, ríos, del planeta, es fundamental. E implicaría
una capacidad de adaptación al cambio climático, a la crisis hídrica; de
recuperación del ciclo del agua en la provincia. Ahora: hay que generar las
políticas, y el camino, en este caso, de los corredores biológicos es la
conformación de los comités de cuenca. Es la herramienta más democrática.
Comités de cuenca
Para Jorge Daneri, la participación vecinal es
condición sine qua non. “Nosotros no estamos acostumbrados a delegar poder, a
ceder poder de la democracia representativa a la democracia participativa. La
provincia de Entre Ríos tiene una ley de comités de cuenca que no está reglamentada.
Tiene más de 20 años. La ley de régimen de agua de la Nación expresamente
establece la obligatoriedad de constituir los comités de cuenca. Pero la ley
más importante que habla de la relevancia de los comités de cuenca es la
reciente ley de adaptación y mitigación del cambio climático, ley nacional, y
establece que la única forma de administrar una cuenca es como la Comisión
Administradora del Río Uruguay: eso es un comité de cuenca. El río más
importante del país no tiene comité de cuenca. ¿Por qué? Porque lo más
importante es la “hidrovía”, el negocio. Los principios rectores de la política
hídrica nacional están en un acuerdo federal firmado en el año 2003, y la mayor
herramienta que establece son los comités de cuenca. Tenemos cuatro normas jurídicas
que lo determinan y sin embargo no hay convicciones, no hay compromiso, porque
esto es delegar poder en la gente, es casi una democracia directa.
—¿Cómo funciona en otros países?
—Holanda fue el primer país que conformó comités de
cuenca. Se vota para elegir a las autoridades del comité de cuenca desde hace
600 años. Fue en realidad la primera democracia representativa, más allá de la
historia de los griegos, en Holanda, para elegir los comités de cuenca. Y es
muy fuerte. Ser presidente de un comité de cuenca tiene mayor representatividad
y reconocimiento social que ser presidente municipal de una ciudad. La gestión
del agua tiene una carga histórica.
—El Estado que no come ni deja comer. Se adjudica
una autoridad que luego no ejerce, y tampoco habilita caminos para que la
sociedad participe. Pasa en la biodiversidad, pasa en las rutas…
—Los partidos políticos en Entre Ríos no tienen
ámbitos de formación, de estudio orgánico. Las últimas plataformas electorales
de las elecciones legislativas son una vergüenza. La plataforma de Cambiemos
fue escrita en 1965, 1970; la plataforma del Justicialismo son cuatro páginas
escritas en máquina de escribir. Y de ambiente dice que hay que protegerlo y
nada más. La plataforma del PRO habla de megatecnologías, inteligencia
artificial, de otro mundo, o de un mundo que se viene, pero desvinculada del
soporte de la vida. Algo sobre ambiente y sustentabilidad en las plataformas de
la izquierda… pero tremendo. Y es lo que está pasando con la educación pública
también. Hay una degradación de lo que es investigación y formación en la
provincia.
Buscar un equilibrio
Jorge
Daneri publicó, con la Fundación La Hendija, dos libros ilustrados: Otros
territoRíos posibles, e Historias de agua y ecología política. Con reflexiones
y datos imperdibles para quienes comparten su inquietud por el destino de la
vida y los riesgos del sistema actual.
—La tecnología ha deslazado relaciones, trabajos,
no encontramos un punto de equilibrio.
—La posición de uno es antisistema, pero hay que
construir un equilibrio, desvincularse lo más posible del tiempo que uno está
con la pantalla. Mirarse a los ojos, contacto con los amigos. Byung Chul Han,
el filósofo coreano alemán, convoca a volver a respetar nuestras manos, la
relación de la mano con la tierra. Otro de sus libros trata sobre el jardín, lo
que significó la jardinería para él, y en un concepto más amplio de producción
de tus propios alimentos. Es un filósofo antisistema que pone en crisis el tema
de la inteligencia artificial, incluso se pone en un lugar distinto a Harari,
este judío israelí, que ya está aceptando que lo que viene es un tipo humano
que se basa en la inteligencia artificial y que sería supuestamente un hombre
superior, a lo que Byung Chul Han dice que no, porque la matemática, los
algoritmos, no tienen sentimientos.
—La sociedad, al amontonarse, ha perdido ese
vínculo visual, auditivo, y de las manos, con la naturaleza, no solo para
cultivar la tierra sino para escucharla.
—Volvemos a las convicciones. Nosotros tenemos en
Entre Ríos más de 150.000 hectáreas de humedales que son tierras públicas. En
Victoria, Gualeguay, ¿por qué no una reforma agroecológica para jóvenes? Para
parejas, para jóvenes, para una cooperativa de jóvenes… Hay tanto para volver a
la tierra… Estamos a más de 100 años de la reforma universitaria y creo que la
situación del mundo convoca a una nueva reforma universitaria radical, lo mismo
con un congreso pedagógico nacional, provincial, vinculados a ámbitos
ecosistémicos. Carlos Galano, un querido maestro en Villa Constitución, dice
que hay que animarse a pensar lo no pensado, y creo que en esto tenemos que ser
muy radicales con nosotros mismos. Otro autor, Ezio Manzini, un
italiano, dice que, si las democracias no garantizan la transición democrática
hacia sociedades sustentables en paz, los conflictos que ya están van a ser los
fundamentos de los nuevos totalitarismos de Estado. El
nivel de conflictualidad que ya está, o se avecina, si las democracias no lo
saben gestionar, nos lleva a un escenario demasiado grave para que no haya una
reacción mayor en la dirigencia mayoritaria del país.
Un bote en el Titanic
Para Daneri, ante el deterioro ambiental y las
amenazas nucleares del momento, “Sudamérica sigue siendo uno de los
constructores del pensamiento ambiental y también de un pensamiento político
que desde sus diversidades se quiso reconformar, en la unión sudamericana, pero,
hasta por una cuestión estratégica de ubicación dentro del globo, tiene la
posibilidad de ser uno de los botes no menores en un Titanic que ha chocado”.
Respecto de las alternativas frente a las
problemáticas actuales, Jorge Daneri recuerda un concepto fraguado entre los
chilenos del Instituto de Ecología Política sobre la “línea de dignidad”.
“Cada territorio, cada sociedad, cómo construye su
línea de dignidad, qué necesitamos para vivir dignamente. Un debate fantástico,
porque uno se va dando cuenta de que la vida es más simple de lo
que el mercado nos impone, que la sociedad de consumo nos impone, que en un 80%
son deseos innecesarios. Volver a una vida más simple, territorializada,
austera. Necesitamos la política de la austeridad …
Llegan a una primera conclusión donde lo que necesitamos materialmente es el
20%, y el otro 80% es cualitativo, salud, educación, lectura, baile, escuchar
música, es compartir con los amigos, tener tiempo para los hijos. La antítesis
de lo que hoy está pasando. La línea de dignidad es cualitativa, no
materialista”.
“El mundo de los paraísos fiscales se tendría que
liquidar, porque el 60%, el 70 % de los flujos financieros no está dentro de
los presupuestos nacionales. Hay un libro de Martín Caparrós que se llama El Hambre
y que cuenta que con un porcentaje mínimo del salvataje a los bancos se daba de
comer a todo el planeta”.
Daniel Tirso Fiorotto. UNO. Lunes 30 de Mayo de
2022.