Una probable raíz del guaraní antiguo, cultivada en Larroque
La interjección “eyacuero” o “ijhacuero”rr cautivó a
cuatro afamados lingüistas del mundo que le encuentran raíz indígena. Sería una
perla del lenguaje, y se preguntan cómo quedó en el sur entrerriano, o cómo
llegó allí. La voz estimula otras búsquedas para dar con herencias opacadas por
el apuro y otras modas de la modernidad.
La hospitalidad de las mujeres y los
hombres de las islas del litoral, rescatada por el estudioso Marcos Sastre como
una marca bien regional, se emparenta con el jopói guaraní, el sistema de
“manos abiertas mutuamente”, de dar sin pedir a cambio.
La minga, ese trabajo grupal, desinteresado
y festivo, que recupera Martiniano Leguizamón de las usanzas de las mujeres y
los hombres de las lomadas de nuestra provincia, es también un legado de los
pueblos milenarios de este suelo. Pero no necesariamente exclusivo de aquí, si
la hospitalidad y el trabajo comunitario han sido comunes en todos los
continentes por milenios.
Hallar vestigios de esos modos nos da una
idea de supervivencia y nos llena de entusiasmo, porque responden desde la
antigüedad a problemáticas muy actuales como el individualismo, la
contaminación, el antropocentrismo que degrada la biodiversidad, etc.
¿Cuánto queda de antiguas usanzas, en
nuestros modos actuales, habituales? ¿Cuántas costumbres, cuántas voces, hablan
de una cuna distinta de la que pregonan las escuelas occidentalizadas,
colonizadas, eurocentradas, que supimos construir?
Así como en Paraná y La Paz escuchamos la
expresión “curuvica” de raíz guaraní en referencia a fragmentos de algo roto (una
voz que ha sido elegida como muy representativa del Paraguay); en la zona de
Pehuajó en el departamento Gualeguaychú se usa una expresión que podría
constituir un tesoro de la lengua. Algunos piensan que pudo permanecer en el
habla popular por siglos, mezclada en el castellano, como rastro casi
imperceptible de una cultura que sufrió los embates de la conquista. E incluso
pudo quedar con formas arcaicas, es decir, estructuras que con el tiempo perdió
el propio idioma original.
Puede ser un grito de advertencia, una
reacción espontánea ante el peligro, o puede ser una suerte de celebración
franca al evitarse un accidente grave. El caso es que la palabra “eyacuero”, o
“ijhacuero”, despertó el interés de expertos de universidades y centros de
investigación de la Argentina, Brasil y Alemania, y en diálogos informales
sostuvieron que estaríamos en presencia de un verdadero tesoro guardado en la
lengua zonal, insertado como una piedra preciosa en el idioma castellano de uso
común. A lo que se agrega una mención bien señalada, de una voz similar, en un
libro del profesor Antonio Serrano, sobre la lengua abañeé.
400
años atrás
Esa interjección habría atravesado los
siglos con una forma anterior incluso a los más viejos registros del idioma
guaraní, de Antonio Ruiz de Montoya, en el siglo XVII, alrededor de 1639, es
decir: anotaciones de hace casi cuatro siglos.
Nadie dijo esto en forma taxativa, pero sí
lo expresaron los expertos a manera de aproximación, como empezando a evaluar
los quilates de la palabra entrerriana.
Sorprende saber con qué atención recibieron
los lingüistas esta expresión y el tiempo que le dedicaron, al considerar que
surge de un lugar, el sur de Entre Ríos, donde no podía esperarse este aporte
cultural heredado.
En un intercambio amistoso de ideas entre
estos lingüistas destacados en el estudio del guaraní, la voz fue analizada
desde distintos ángulos y los resultados de la primera mirada fueron muy
amplios. Es decir, los lingüistas le dan a “eyacuero” o “ijhacuero” grandes
chances de pertenecer a una forma antiquísima del guaraní.
La expresión quedó incorporada al idioma de
familias criollas y acriolladas entrerrianas como una interjección, una
expresión de sorpresa, de asombro, o quizá de advertencia ante un riesgo, o
alivio ante un percance que no pasó a mayores. En castellano, quizá pueda ser
sinónimo en parte de la interjección ¡epa! O de ¡guarda! ¡Cuidado!
Los que dieron su primera impresión fueron
cuatro reconocidos lingüistas y hay que decirlo: entre ellos figuran los más
sólidos del mundo en investigaciones sobre el guaraní y sus variantes, con
publicaciones que son libros de cabecera en esta disciplina, como el caso de
Wolf Dietrich.
Palabra
con mucha historia
Los expertos aceptaron analizar esa palabra
que es usual en zonas rurales de Pehuajó Sud, en particular en los aledaños de
Irazusta y Larroque, y no sólo estimaron que vale la pena investigarla, sino
que de entrada señalaron que, a primera vista, podría tratarse de una verdadera
perlita.
Todo, claro, en intercambios informales
que, para alcanzar mayor fuerza exigirían otros testimonios y estudios, que
probablemente se darán con el tiempo.
Para fortalecer nuestros conocimientos (el
autor de esta nota es originario de la zona en cuestión, donde se usa esa
palabra), buscamos más al norte en la zona de Caseros, y también en Paraná, con
unas pocas consultas, pero no encontramos rastros. Sí en Larroque, donde no
menos de diez personas de distintas familias confirmaron (por si hacía falta)
que sí: es una expresión del habla vulgar y habitual, no es allí una rareza. Y
como se trata de una suerte de grito, hasta ahora no se lo había registrado
como una palabra con identidad propia. Y vaya si tiene historia, si nos
atenemos a las primeras observaciones de los investigadores.
La interjección es usada en una sociedad de
costumbres campesinas, que no parece tener otras herencias de los idiomas de
pueblos originarios, por lo menos visibles, que no sean la toponimia y los
nombres de vegetales y animales, allí sí con abundante y profunda herencia
indígena. Hay publicaciones diversas que subrayan la honda y extendida
presencia de idiomas del Abya yala (América) en esta provincia, pero más en
sustantivos.
Podría
ser guaraní
La palabra que cautivó la atención de los
lingüistas es “eyacuero”, o “ejhakwéro”, o “ijhakwuéro”, que algunos pobladores
rurales de poblaciones semi-rurales pronuncian a la manera de una exclamación,
sino un grito, como respuesta a un hecho que los asusta, que los toma de
sorpresa, y que los lleva a retroceder en forma brusca, a echarse para atrás, a
esquivar.
Y despertó la atención de los expertos, más
de lo que podía esperarse. En algún caso hasta se mostraron sorprendidos. Es
que, como se ha dicho, no hay muchos registros de rastros del guaraní en el
habla vulgar de la zona de Pehuajó Sud, en el sur entrerriano, sacando los
nombres tan comunes de aves (morajú, biguá, pirincho), peces (surubí, patí,
pacú), mamíferos (yaguareté, carpincho, aguará), insectos (isoca, arará,
mamboretá), árboles (curupí, ñandubay, ubajay), hierbas (camambú,
cata-i, caraguatá, macachín, mburucuyá),
ríos (Gualeguay, Paraná, Gualeguachú, Nogoyá, Guayquiraró), parajes, islas,
etc.
El argentino Pedro Viegas Barros (Conicet),
los brasileños Emerson José Silveira da Costa y Víctor A. Petrucci
(Universidade Federal de Campinas, Brasil), y Wolf Dietrich (Westfälische
Wilhelms Universität Münster, Alemania), coincidieron en buscar orígenes de
esta interjección en el guaraní.
Serrano
dio la punta
Enviamos
a Buenos Aires una carta por correo electrónico al lingüista Viegas Barros, que
ya estudia en Paraná los interesantes aportes de Blas Jaime sobre la lengua
Chaná.
Y
aquí otro dato: además de los cuatro lingüistas actuales, está el aporte del
profesor Antonio Serrano (en una obra de 1936) que generó la duda y la
consulta.
Escribimos:
“Pedro: en la zona rural de Larroque, Irazusta, distrito Pehuajó Sud,
departamento Gualeguaychú, usamos siempre una expresión que nos ha llenado de
dudas y usted quizá nos ayude a develar
su origen. Cuando aparece de improviso un peligro, una víbora, algo violento,
nos echamos para atrás y en vez de gritar ¡guarda!, ¡la puta!, ¡ay!, ¡epa!,
gritamos: ¡eyacuero!, o ¡iyacuero! Bien, esa expresión nos parece interesante.
Hemos comprobado que no la usan en otras partes, pero no sabemos dónde se usa.
En nuestra zona sí, allí, en Pehuajó Sud”.
“Revisando
la obrita de Antonio Serrano, Etnografía de la Antigua Provincia del Uruguay,
encontramos en la página 154 algo que podría darnos una pista. Dice que en el
idioma abañeé de los guaraníes, “atrás” se decía jhaquïcuéri, y en ñeengatú,
sacacuéra. Es tanta la coincidencia, que nos deslumbra. ¿Podrá ser? –le
preguntamos al lingüista-. Nosotros, ante un peligro abrupto, en vez de decir
¡atrás!, gritamos en abañeé ¡eyacuero! o ¡iyacuero! Sería, en ese caso, una
verdadera perlita”.
Respuesta
de Viegas
El lingüista, que entonces se encontraba en
preparación del doctorado en su especialidad, contestó de inmediato: “Es muy
interesante esta palabra que menciona, creo que nadie la había registrado
antes. Y ya eso solo la convierte, como usted dice, en una perlita. Por el
momento, no podría decir nada sobre su posible origen más de lo que usted
sugiere. Me parece que tiene, efectivamente, un ‘aire de
familia’ a guaraní, pero no soy especialista. Igual voy a ver qué puedo averiguar
preguntando por internet a quienes saben algo del guaraní nuestro de cada día.
Sería interesante saber cómo se pronuncia exactamente la letra <y> en
<eyacuero> o <iyacuero>: ¿como la <y> del inglés <yes>
(semiconsonante palatal)?, ¿como la <g> del francés <rouge>
(fricativa palatal sonora)? ¿o como la <sh> del inglés <show>
(fricativa palatal sorda)? En el castellano de Buenos Aires los tres sonidos
tienden a confundirse, no sé qué pasará en el área rural de Larroque. Conocer
la pronunciación de esta letra puede dar una pista para saber si es
plausible o no la etimología propuesta por usted. El Arte de la Lengua Guaraní
del jesuita Antonio Ruiz de Montoya, una de las primeras obras sobre esta
lengua, está ahora disponible en Internet y se puede bajar gratuitamente”.
Al mismo tiempo Viegas Barros consultó a
otros lingüistas, y recibió respuestas muy interesantes de dos brasileños y
Dietrich, de una universidad alemana, expertos en el guaraní. Viegas Barros se
ha especializado en varias lenguas de pueblos originarios, empezando por una
docena de lenguas de los pueblos de la Patagonia argentina y chilena, y otras
del norte argentino (Lule y Vilela), y como es un protagonista permanente de
los congresos lingüísticos, sus conexiones fueron muy útiles para este caso
también. Además, vale recordar que sus contribuciones luego de varias visitas a
Paraná permitieron que la Unesco reconociera que en Entre Ríos se da el caso de
la lengua de un solo hablante: el chaná.
Wolf
Dietrich responde
El brasileño Emerson José Silveira da Costa
envió la primera contestación, que copiamos en un recuadro aparte, y luego
llegó la de otro de los máximos investigadores de las lenguas guaraníes, el Dr.
Wolf Dietrich.
Se trata de un gran investigador del
chiriguano, guaraní y otras lenguas tupí-guaraníes, y conocedor de la
lingüística comparada de esa familia, con publicaciones muy citadas. Su opinión
es particularmente autorizada.
Dijo Dietrich: “Estimado Pedro: yo estoy
convencido de que la expresión contiene la interjección cháke
¡cuidado!', que ya está en Montoya, y la raíz -akykwe 'parte
trasera', que en su forma plena es -akykuéri en Montoya, -akykuéri
y -akykuére en el guaraní paraguayo moderno. Probablemente se
trata de una contaminación de ambas formas”.
Vale insistir: estamos ante respuestas
informales, no ante conclusiones que llevarían más tiempo, pero los aportes de
los expertos resultan por demás atractivos. Sigue Dietrich: “Tapykue
es una variante tradicional de takykue. En el guaraní
paraguayo moderno tapykuévo significa 'hacia atrás'. Podría
tratarse, pues, de la contaminación /combinación de cháke con tapykuévo.
Un abrazo, Wolf Dietrich.
Romanisches Seminar, Westfälische Wilhelms Universität Münster (Alemania)”.
¿Anterior
a Montoya?
Ahí no termina el aporte de Dietrich. Al
otro día sintió que podía dar más, y siempre a
modo de opinión espontánea arrimó una sugerencia por demás importante
para posibles estudios posteriores: “Estimado Pedro, quisiera agregar a mi
comentario de ayer que creo que el origen de la interjección cháke /
háke del guaraní es el siguiente: -ke es un
sufijo que se combina con imperativos e intensifica el requerimiento. De ahí
que -chá- no pueda ser otra cosa que una forma abreviada del
imperativo e-hechá del verbo hechá 'ver', o
sea las formas e-(he)chá-ke o bien e-h(ech)á-ke
están a la base de cháke / háke, con el
significado de 'mirá!', de ahí 'cuidado!'. Estas formas explicarían también la
vocal inicial (que sería e- ´segunda persona imperativa´)
de las formas ehakwéro / ihakwéro. En todo
caso, se trataría de la documentación de formas muy antiguas –añadió Dietrich-,
formas que conservan el morfema del imperativo original, perdido ya en las
formas atestiguadas por Montoya. Además, la conservación de rastro del guaraní
vivo antiguamente hasta en el sur de Entre Ríos me parece altamente llamativa.
Nuestro trabajo de campo (para el Atlas Lingüístico Guaraní-Románico) llevado a
cabo en el norte de la provincia (San José de Feliciano y La Paz) dio como
resultado que algunos habitantes tienen recuerdos del guaraní, pero que nadie
lo habla que no sea un correntino trasladado allá. Un abrazo, Wolf”.
Este último aporte de Wolf Dietrich resulta
conmovedor y nos interroga. ¿Podríamos haber conservado una voz tan pero tan
antigua, con una forma arcaica, que data de casi cuatro siglos? El experto dejó
la puerta abierta. (Siempre, claro, en intercambios informales, no como
resultado de investigaciones que aún faltan). Pero ¿por qué aquí, en el sur
entrerriano? Wolf Dietrich reconoce que eso le resulta “llamativo”. Y nosotros
quedamos expectantes. La sola posibilidad de que hayamos guardado por tantas
generaciones este tesoro nos llena el alma.
Pero además nos sugiere que, en este
camino, nos podemos reencontrar con nuestras identidades que fueron vapuleadas,
menospreciadas, enterradas, ninguneadas, como todo lo que no proviniera del
centro del poder. ¿Cuántas maneras están entre nosotros como perdidas u
opacadas, y nos llaman a una relectura de nuestra propia esencia? La minga, la
hospitalidad, ¿no son luces también encendidas en el fondo de los tiempos, y
fogoneadas por nuestros pueblos sin reparar en su origen, para alumbrar las
oscuridades de hoy?
-0-0-0-
Coincidencias de Silveira da Costa
Desde Brasil, escribe Emerson José Silveira
da Costa:
Conjecturando... Pode ser que a parte média
"-akwér-" seja uma corruptela do termo tupi-guarani
"(t/h/r)akykwer", que se refere ao espaço que fica para trás de
alguém. (-akykwer- > -ak'kwer- > -akwer-)?
ha hakykuéri a vi - Movimiento - seguir
hakykuépe – adv – Espacio - detrás
takykue OSC - adj - retrasado
takykuégotyo - OSC - adv – Espacio - atrás (hacia)
takykuépe - OSC - adv - Tiempo - atrasado
("Ha hakykuéri" significa
literalmente "ir atrás dele".)
Então talvez tenhamos:
e- (pref.
verbal imperativo 2ª pessoa singular)
-y- (reflexivo -je-?)
= "a si mesmo", "de si mesmo"
-a(ky)kwer- =
"atrás de"
-o = ???
Só que eu sinto falta de um elemento de
valor essencialmente verbal na parte final dessa composição.
Ahí concluye el primer envío de Emerson
José Silveira da Costa.
Entonces Pedro Viegas Barros agrega: “Como
ve, se trata de una propuesta etimológica en consonancia con la que usted
proponía... En el Diccionario Guaraní Interactivo mencionado, encuentro otras
formas más o menos parecidas: cháke / háke 'cuidado!' que
podría compararse con el comienzo eyac- (pero no sé que serìa
el final -uero) o jereko (donde j = y)
'cuidarse' (pero esta última comparación implicaría demasiados cambios). Me
parece que la etimología propuesta por usted y por Emerson es la mejor”.
Viegas decía esto antes del segundo envío
de Silveira da Costa (sobre la lengua Kayabi) y también de Dietrich.
Un día después, Emerson completó su primera
aproximación:
“Não sei se se aplica... Mas na língua
Kayabi (sul do Pará, norte de Mato Grosso) os pronomes possessivos assumem uma
forma própria, reflexiva, quando se referem ao sujeito da oração principal”.
“Por exemplo, em uma frase como:
"Quando NOSSOS filhos nascem, NÓS fazemos mingau (...)", eles não
dizem "ORE" ("orera'yr", não reflexivo), mas
"OROJE-" ("oroja'yr", reflexivo). Para a 2ª pessoa do
singular, as formas são "ENE" ("enera'yr", não reflexivo) e
"E-JE-"eja'yr", reflexivo). Se algo semelhante tivesse existido
no dialeto da região de Larroque, "eyakwéro" poderia ter surgido de
uma expressão adverbial como: *"ej-akykwér-bo" = "para trás (de
ti mesmo)". Emerson José Silveira da Costa.
-0-0-0-
Desde la Universidad de Campinas
Cuando apenas había pasado una semana de la
pregunta que enviamos a Pedro Viegas Barros, llegó a su correo otro aporte al
diálogo entre lingüistas, en este caso de Victor A. Petrucci, de la
Universidade Federal de Campinas, Brasil.
“Caríssimo Pedro,
Wolf e demais listeiros. Partindo da questão inicial: "interjección
eyakwéro o iyakwéro cuando hay peligro inminente
(por ejemplo, ante una víbora venenosa);" vejamos o primeiro elemento -iyak-
supostamente proveniente do Proto-Tupí-Guaraní *echak 'ver', já analisado
em respostas anteriores.
Acrescento mais algumas observações que quem sabe ajudem em algo:
1. Há uma expressão em Guarani assemelhada a esta que também contém -echa-:
-echa-vai (V/a: j-; estar em aperto, ver-se em
dificuldade; cf. -echa < Proto-Tupí-Guaraní *echak
ver) e -vai < Proto-Tupí-Guaraní *-Bai 'mau,
feio').
Em tupi antigo (tupinambá) o imperativo era chá! 'olha!',
semelhante ao Tapirapé eixã! 'Interj. de espanto; olha!' e ao
Guajajara p-etsák 'olha!'. Quem sabe algo como Tupi Antigo esakwí
'Adj/t-: acautelado, prevenido'.
2. Numa outra abordagem há o guarani h-eja 'afastar-se, separar-se,
apartar-se' ou o Tupi antigo jejyj (afastar-se; cf. PTG *je-
reflexivo/passivo) e mais semelhante ainda o Tembé ézar (deixar,
abandonar, largar, soltar).
Para o segundo componente -kwéro, ou -akwéro noto
que em cerca de 50 mil termos analisados em minha base de dados nenhum
apresenta -kwéro como componente terminal, assim parto do
princípio de termos um -kwer- ou melhor um -akwe-
como os demais amigos já afirmaram, como por exemplo no Guajá -akwé-
(Adv/t: atrás; nome deítico de posição), presente ainda hoje no Nheengatu akwér-a
'atrás'.
As afirmações de Wolf são muito interessantes e poderíamos, sim, ir por este
caminho tanto quanto a -ke- como também a possibilidade de
termos o PTG *akypwer 'atrás, parte de trás' por mim proposta que
explicaria as formas do guarani paraguaio e guarani antigo (Montoya) por ele
citadas.
Um abraço a todos. Victor A. Petrucci. Universidade Federal de Campinas –
Brasil.
Daniel Tirso Fiorotto. Publicado en UNO
y El Tren Zonal.