El museo Ivy marã ey discute el relato colonial eurocentrado
Nueva Guía sobre el patrimonio cultural en Chajarí. Llaman a celebrar la presencia humana en el continente y reprochan que en cada octubre se recuerde lo que fue el inicio de la devastación.
El museo Ivy marã ey (la
tierra sin mal) de Chajarí lanzó una guía producida por el historiador Juan
José Rossi y su equipo, con referencias al patrimonio cultural guardado e
interpretado allí sobre culturas charrúa, tupí guaraní, guaycurú, wichí,
quechua, aymara, chané chiriguano, selk’nam, yámana, alakaluf, entre otras.
En su conocido afán por
recuperar una mirada despejada de la historia continental y regional, y de
superar la mirada racista o supremacista que se ha impuesto, Rossi y quienes lo
acompañan muestran la presencia humana en el Abya yala (América) como una
expresión natural de la dispersión de la especie, y no aceptan que los
habitantes de este suelo y de las distintas culturas sean separados del resto
de la humanidad como “indios”.
“El Ivy marã ey se
refiere específicamente a una determinada fracción de tiempo y espacio
protagonizado por el Homo sapiens, nuestra especie, que habita el continente
activamente desde que, proveniente de África y dispersándose por Asia hasta los
confines de la actual Siberia, finalmente ingresó al nuestro cruzando el
Estrecho de Bering hace alrededor de 40 mil años. Poco importa si aquella
fundante y enorme experiencia humana del ingreso al continente sucedió hace
mucho o poco tiempo. Lo importante es su presencia y el inicio de nuestra
historia que, de algún modo, debería conmemorarse a nivel continental. Pero no
existe tal celebración”, lamenta la Guía, publicada con textos, fotografías y
dibujos.
“Paradójicamente, el
12 de octubre de cada año, abierta o disimuladamente (por ejemplo con otro
nombre), se conmemora ‘el arribo fortuito a nuestra tierra de un grupo de
europeos’ extraviados en el mar que, al poco tiempo, se transformaría en
devastadora invasión a 70 o más millones de habitantes con características
asombrosas en las dimensiones de la filosofía de vida, ética, arte, ciencia,
tecnología y política”.
Borrón y cuenta nueva
La Guía de Chajarí
tiene párrafos con alguna ironía como el titulado “Nuestra historia empieza
desde el principio”. Allí también los estudiosos deslizan una crítica a la
historia dominante. “Habitualmente los sistemas educativos vigentes en todo el
continente suponen, explícita o implícitamente, que la verdadera historia de
América (por lo tanto, también de nuestra tierra, hoy Argentina) se inicia con
el arribo casual de navegantes europeos en 1492, siendo ellos, según el relato
del sistema oficial, quienes habrían introducido por primera vez ‘la cultura,
civilización, pacificación y religión verdaderas’. De hecho, por eurocentrismo,
apetencias de dominación y extracción de recursos, impusieron su manera de
pensar y concebir la vida; a su dios y su poderosa organización religiosa que
funcionó como vanguardia y sostén ideológico de la invasión, mientras
paralelamente destruía y silenciaba toda expresión cultural y organización
política de la humanidad milenaria local, de modo que les resultara fácil a
ellos apoderarse del continente. Algo así como ‘¡borrón y cuenta nueva en
terreno ajeno!’”.
“No existen personas
y culturas ‘superiores’ o ‘inferiores’ a otras sino diferentes. A lo sumo, unas
más poderosas y prepotentes que las demás, como sucede de hecho”, insiste el
texto.
Una sola especie
La Guía es una
expresión de las inquietudes que Juan José Rossi ha manifestado en decenas de
libros destinados a comprender las distintas culturas del continente, y decenas
de conferencias en las que pone el acento en su repudio a cualquier forma de
dominación, conquista o esclavización.
De ahí que llame en
este aporte del museo a “entender que los famosos ‘indios’, en la práctica
asumidos por nuestro imaginario colectivo y el sistema educativo casi como si
fueran de otro planeta o apenas una especie inferior a la nuestra, son parte
constitutiva de nuestra familia humana y pertenecen a ella sin atenuantes
porque son personas de una misma especie, tan ‘nativas’, es decir, nacidas o
adoptadas aquí, como nosotros y viceversa. Solo que ‘ellos’, los mal llamados ‘indios’,
a lo largo de miles de años han construido una relación ‘diferente’ con el ambiente
y entre los pueblos emergentes; entre culturas ‘distintas unas de otras’, tanto
como lo son entre sí y con nosotros, por ejemplo, las de china, Arabia, África
o cualquier otra”.
Por si quedaran
algunas dudas en torno de la posición del Museo sobre la conquista, la Guía
incluye esta aclaración: “Desde 1493, con el segundo viaje de Colón, los
europeos (que arribaron ya con intención de quedarse y apropiarse de todo),
estratégicamente llamaron ‘salvajes’ a los habitantes del continente, sin
conocerlos a fondo todavía, si bien supieron desde el principio que ‘a su
manera, eran cultos’ y ‘extremadamente solidarios’, según testimonio de los
mismos invasores. Poco después de este segundo viaje del Almirante, esta vez
programado por los reyes y el catolicismo para iniciar la toma de posesión de
esta Tierra, los llamaron ‘indios salvajes’ por su desnudez, ingenuidad y
porque, según ellos, ‘¡no sabían hablar ya que no los entendían!’ El objetivo
implícito era convertirlos, silenciarlos y esclavizarlos para llevarse todo sin
impedimento. De hecho, lo perpetraron impunemente”.
Imágenes y recuerdos
En la Guía se
aprecian imágenes de las puntas y boleadoras utilizadas por las culturas
charrúa, chaná, yaro y otras de la Mesopotamia. Una réplica fiel de cerámica
charrúa, cuyo original se encuentra en el Museo Serrano de Paraná. Una cerámica
pulida realizada por los q’om y mocobí del norte de Santa Fe y el Chaco. Un
cántaro de diferentes culturas del Gran Chaco, en este caso, de los wichí del
oeste formoseño. Un kultrún, instrumento de percusión utilizado en encuentros y
ceremonias de comunidades mapuche y ejecutado exclusivamente por la Machi o el
Machi.
“En nuestro museo, se
destacan las obras de las artistas chané Luisa Pereyra y Laura Centeno, ambas
fallecidas, y de quienes se pueden apreciar significativas fotografías
personales y del entorno. Además, a unos 50 metros de nuestro Museo, se ha
erigido un busto homenaje a Luisa Pereyra, en la intersección de Av. 9 de Julio
y Salvarredy”. Se trata de una escultura en madera de algarrobo realizada por
el artista Damián Ayala en 2022. “De esta forma, la comunidad de Chajarí, el Municipio
y el Ivy marã ey rendimos un merecido homenaje a Luisa Pereyra, de Tuyunti, Aguaray,
Salta”.
Daniel Tirso
Fiorotto. UNO. 28 mayo 2023