Patricia Fasano desnuda influencias poco exploradas en la comunicación comunitaria
En “Cambio de estilo” la investigadora va al tuétano y advierte sobre la posible violencia sutil de sectores que dicen mediar o colaborar. Diferencias en la conducción de una radio, errores propios y mediaciones engañosas, que ayudan a interpretar diversas experiencias sociales.
Cualquiera que desee comprender un poco más nuestra sociedad del siglo
XXI encontrará un camino sencillo en la obra “Cambio de estilo”, de la antropóloga
social y comunicadora Patricia Fasano.
Se trata de un libro de etnografía, es decir, un método de investigación
social basado en el trabajo de campo con las personas. Toma como centro la vida
de una radio en Paraná, pero lo notable de esta indagación científica es que logra
ver el mundo en frasco chico. Así, la FM Doña Munda es una manifestación,
un ejemplo de mil otros emprendimientos comunitarios, hechos con ingredientes
parecidos en la sociedad moderna. Entonces sus virtudes y vicios son nuestras
virtudes y nuestros vicios.
La obra es útil a los periodistas y demás comunicadores, a los
políticos, a los docentes, a los religiosos, a los profesionales. Al desbrozar
las incidencias de sectores externos sobre problemas internos de una comunidad,
ofrece reflexiones hondas, incluso autocríticas. Pero “Cambio de estilo” es
sustanciosa por las conclusiones y también por el desarrollo, porque en el día
a día está también el centro del estudio.
¿Qué comunidad?
Los testimonios sobre la vida y la muerte de una radio en el barrio
Gaucho Rivero de Paraná, y las observaciones de Patricia Fasano desde
las ciencias sociales nos permiten conocer la complejidad de la red comunitaria,
las expectativas generadas por las prácticas asamblearias, y la falta de
gimnasia en esas lides; un límite que puede echar por tierra todo un movimiento
vecinal, por asuntos menores. ¿Por qué esa falta de gimnasia? Ahí todo un tema.
Pero la autora no circunscribe el asunto a lo local. Mira el conjunto, mira
nuestros países, advierte que desde esa gota de agua (el barrio) puede
apreciarse el mar de relaciones (el mundo).
“Cambio de estilo”, de la Editorial Antropofagia, lleva el subtítulo
“Comunicación, cultura popular y catolicismo en una radio comunitaria”. A
través de 228 páginas la autora cuenta de manera amena sus estudios sobre los modos
alternativos de comunicación social, y más que eso, sus exploraciones a campo de
las relaciones sociales espontáneas alrededor de un micrófono, junto a los
proyectos políticos y religiosos que proponen crear comunidades, y procuran dar
un cauce a los grupos, pero lo hacen desde criterios diversos. No siempre
compatibles y no siempre inocuos. Es decir: muchos hablan de comunidad, pero por
ahí no advierten los sentidos distintos, y por ahí no se esfuerzan en respetar
la autonomía de la comunidad.
Al no ponerse en la mesa esas miradas (lo que ayudaría a buscar
consensos), suele sobrevenir un desgaste, cuando no un choque. Por eso,
narrando la historia de una radio Patricia Fasano narra a nuestra
sociedad.
Horizontales
Hay vecinas y vecinos que se sintieron estimulados para seguir sus estudios,
desde la práctica radial en la FM Doña Munda. Que se animaron a hablar en
público desde las exigencias del micrófono. Que aprendieron a decidir en grupo,
a debatir. Y también están quienes lamentan haber llevado las diferencias al
extremo de la desintegración, y hoy reconocen que les faltó tacto, que tensar
las discusiones no favoreció a nadie.
En algunas páginas, la autora registra la ebullición social, la energía
y la alegría de la vecindad. En otras reconoce la formación de bandos
adversarios (en un marco de armonía), sin suficiente espíritu de consenso. En
otras señala la aparición de recetas tan prolijas que logran precisar objetivos
y métodos pero a la vez pueden desalentar la participación.
Así es como “Cambio de estilo” va de la iniciativa espontánea, informal,
flexible, a la rigidez de los proyectos armados, los horarios fijos; como buscando
un sano equilibrio que esta experiencia no encontró; un problema repetido en
diversos casos parecidos en el país. Y señala protagonistas centrales: cierta
naturaleza comunitaria probada en el barrio; más una intención comunitaria de
la iglesia católica a través de las Hermanas Franciscanas de Gante en torno de
la Parroquia San Francisco de Asís; más los desarrollos comunitarios del
Instituto de Cultura Popular -Incupo-, que habían sido probados en los años 70
y 80, y los movimientos anti-globalización. Todos con valores e intereses
cruzados, casi siempre coincidentes en los objetivos y no tanto en las formas.
Pero ya veremos que luego la autora trasciende estos ejemplos.
La experiencia de la radio Doña Munda fue breve, aunque entre pruebas,
avances, retrocesos, involucra dos décadas de vida barrial, en el Sur Oeste de
Paraná. Suficiente para investigar cómo funcionan estas iniciativas más o menos
horizontales en una sociedad con predominio de estructuras verticales que
suelen acompañar lo comunitario mientras cuadre en sus intereses.
Historia sencilla: hay un joven con experiencias tecnológicas novedosas.
Con buenas intenciones lanza un microemprendimiento comunitario pero no se
sostiene por falta de recursos y otras carencias. Con influencias de sectores
rebeldes de la Iglesia (Teología de la Liberación), la parroquia toma la posta,
convoca, trata de que la vecindad haga carne el proyecto, y reanima el
emprendimiento radial. Pero cuando llegan los momentos clave, delicados, que
siempre llegan, ¿cómo afrontarlos en asamblea? ¿Quién tiene la última palabra?
¿Qué desgasta más, la discusión sin empatías, o la receta completa?
Incidencia universitaria
“Cambio de estilo” nos da un panorama de la comunicación en la región,
en el país, y en Paraná; nos muestra una tendencia marcada al predominio de los
medios masivos clásicos, donde la comunicación comunitaria se presenta como
excepción total, y exhibe sus claras dificultades para la subsistencia. En lo
económico y en la organización.
A quienes valoramos el protagonismo de las vecindades, la interacción, y
recelamos de los mandatos verticales, el libro nos ayuda también a prevenir. Nos
advierte que la comunicación horizontal no es coser y cantar; de hecho, la
autora misma reconoce que la romantización de ciertos métodos no colabora
mucho.
El libro alumbra la efervescencia social y muestra también los límites.
Unos están dichos, otros quedan a merced de los lectores. Y nos hace
reflexionar sobre los ingredientes para dar un resultado de calidad y a la vez
garantizar permanencia.
Patricia Fasano es doctora en Antropología Social, con vastos
antecedentes en estudios sobre comunicación comunitaria, intervención social,
prácticas educativas solidarias. Oriunda de Reconquista, al norte de Santa Fe,
vive en Paraná desde que llegó hace cuatro décadas a estudiar Ciencia de la
Información, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, y realizó
una carrera como investigadora en esa universidad.
En esta obra, basada en su tesis de graduación para el doctorado que
realizó en la Universidad Federal de Río Grande do Sul (Brasil), Fasano expone
detalles de la investigación etnográfica “en casa”, es decir: un tipo de
estudios en los que la investigadora se involucra en la comunidad a investigar.
Y con vecinas o vecinos que luego leerán la obra; de manera que en algún punto
podrán sentirse “traicionados” por alguien a quien sentían como integrante de
su grupo. De ahí que la autora explique los esfuerzos y las técnicas que usó para
lograr un adecuado distanciamiento, con el fin de evitar confusiones. Así, el
libro sirve también a los estudiosos, porque revela modos propios de enfrentar
situaciones sin atarse con rigurosidad extrema a recetas de investigación
social.
Conclusiones
El libro tiene, claro, conclusiones, pero es necesario leer todos los
capítulos, para comprender la complejidad, el desarrollo de los distintos
momentos, y aventar las generalizaciones o simplificaciones que puedan
deslegitimar con ligereza a unos u otros. Y es que ciertas medidas adoptadas
por actores del barrio o por intervenciones un tanto externas pueden dar los
resultados esperados o pueden caer en una frustración, pero eso se aprecia,
como se diría en el barrio, con el diario del lunes.
El fracaso de un modo de conducción no equivale a aprobar sin más otras
alternativas no exploradas, porque sería contrafáctico: las relaciones, los
vínculos, los intereses, actúan de manera imprevisible. Aunque es cierto que
conocer las experiencias reduce márgenes de error y abre una gama de opciones
ante los distintos obstáculos.
Poderes verticales
La obra deja muchos
interrogantes. En nuestro territorio del litoral quedan relictos de una selva
comunitaria, de los trabajos colectivos y festivos que fueron el eje de nuestra
organización por milenios, y de la actitud hospitalaria. La autora encontró
aquí y allá esas fibras,
pero su experiencia le corrió el velo también a una falta de gimnasia en las
relaciones comunitarias, quizá oxidadas por la presencia abusiva de sectores de
poder vertical: iglesia y sus ramas, estado y sus ramas, corporaciones,
cámaras, medios masivos clásicos, organizaciones repartidoras de prestigios
como la universidad misma, sindicatos, colegios de profesionales, empresas...
Cada uno de estos poderes suele dejar en un escalón inferior a las comunidades,
que son en realidad primigenias y más antiguas que todos ellos; pero además esos
poderes actúan en sinergia, se potencian unos a otros, y por eso pueden dejar a
la comunidad en un abismo, invisibilizada, con sus modos menospreciados.
Patricia Fasano explica la cuestión local pero entiende que
el proceso de la radio Doña Munda (llamada también en distintos momentos FM
Latina, FM Comunitaria del Gaucho Rivero) es una manifestación de los cambios
regionales y mundiales, que pueden observarse en el catolicismo y en otros
ámbitos. Sobre la religión, apunta por caso que el “cambio de estilo” que
registró en la radio, con presencia de los franciscanos, pareciera corresponderse
con una transformación “ocurrida en el seno mismo de la Iglesia Católica, ahora
convertida, en palabras de Carlos Jahn (teólogo jesuita brasileño), en una
‘iglesia de mantenimiento’ dedicada a ‘mantener lo que ya existe -los fieles
que ya tiene y lo que ya sabe: rezar el rosario, dar catequesis-; así, la radio
vuelve a ser aquella cosa instrumental, horrible’”.
La trampa
Y llegamos entonces a
una reflexión notable, testimonio de muchos años de rumiar la problemática, en
el sentido de no agotar el análisis en lo local y tampoco en la intervención en
este caso de miembros de la iglesia. El interés central, dice, de su
investigación procura mostrar el desarrollo de la comunicación comunitaria y en
qué medida “está ligado en muchos casos a la intervención de instituciones como
la Iglesia Católica (o la Universidad, o
las Organizaciones No Gubernamentales, o las agrupaciones de militantes
sociales y políticos, o…); cuánto de los procesos de comunicación de los grupos
populares son mediados por esa intervención, en el sentido de constituir
‘medios para producir lo social’ que ‘transforman, traducen, distorsionan y modifican
el significado o los elementos que, se supone, deben transportar’”.
También señala “cuánto
enriquecería nuestra visión del campo asumir la propuesta que desde hace varias
décadas hace Martín Barbero, en cuanto a colocar el concepto de mediación en el
centro de los estudios de la comunicación. El concepto de mediación no solo nos
permite… delinear ese ‘nuevo mapa que dé
cuenta de la complejidad en las relaciones constitutivas de la comunicación en
la cultura’, sino que además posibilita problematizar nuestra incidencia en la
forma que toma esa sensible materia de que está hecha la vida social”, dice
Fasano.
Luego afirma que esa
incidencia de personas externas “en el
marco de la asimetría estructural que configura nuestras relaciones se traduce
inevitablemente en ejercicio de una violencia sutil e incontestable”
No pocos
bienintencionados se sentirán tocados por esta conclusión. Pero sigue: “Esta
perspectiva nos permite advertir cuánto de las características que adquiere
finalmente la comunicación llamada ‘comunitaria’ está relacionado directamente
con los vaivenes de las instituciones que la agencian”.
Patricia Fasano confiesa que sus visitas, sus diálogos, sus
estudios, la sacaron de un estado de candidez. A nosotros nos despierta,
también, y nos deja aspectos diversos para meditar: el libro abre puertas.
Daniel Tirso Fiorotto. UNO. Lunes 3 de julio 2023.