Los tormentos de Takir Mamani y sus influencias en Entre Ríos
9 de agosto: Día internacional de los pueblos indígenas. El lúcido y rebelde indianista que cumple 90 años colaboró para que avezados historiadores entrerrianos llamen Abya yala al continente.//
La aceptación y la difusión de la wiphala, el símbolo de los pueblos
ancestrales, y del nombre Abya yala para el continente, así como la valoración
de la vida comunitaria indígena contra cualquier modo de dominación, le deben
mucho a Takir Mamani, el indianista que está cumpliendo 90 años.
Humillado, perseguido, torturado, menospreciado, el katarista ha tomado
energía de cada opresión para colaborar con la resistencia, y muestra que no
está dispuesto a ceder a interpretaciones laxas de la realidad.
El sistema colonial de Bolivia le mató tres hijos, le mató a su padre,
pero ante reiterados atropellos él advirtió su lugar desde los 7 años, algo
similar a lo que le pasó en Perú a Victoria Santa Cruz. Abya yala y África en
ellos, saliendo del sopor.
En no pocos aspectos de la vida nuestra están presentes motivos
centrales de la lucha de Takir Mamani y sus allegados. Por caso, en todos los
libros recientes escritos en Paraná y en Chajarí, y los que tienen en el horno,
los historiadores Juan Antonio Vilar y Juan José Rossi, de 88 y 91 años, se
refieren al continente como “Abya yala”, y no como “América”. No son los
únicos, pero sí están entre los de mayor trayectoria.
Siguen así la aceptación mayoritaria de las comunidades ancestrales de
la voz originaria del pueblo guna: Abya yala, tierra en plena madurez, tierra
de sangre vital, tierra en permanente juventud. Un nombre que el líder Takir
Mamani (Constantino Lima Chávez) escuchó de boca de saylas de Panamá y divulgó
al mundo.
“Para reconocer el verdadero lugar que ocupan
los países de este continente –al sur del río Bravo- debemos tener presente que
los pueblos del Abya Yala (América) han sufrido tremendas derrotas en los
últimos cinco siglos”. Ese es el primer párrafo del libro La Argentina
moderna. El Roquismo, que en pocas semanas publicará la Editorial de la
Universidad Nacional de Entre Ríos -Eduner-. Esa obra de Juan Antonio Vilar
dice Abya yala en una veintena de párrafos. Lo mismo pasa en los libros que la preceden
en el orden cronológico.
“El hombre,
desplazándose en lo que hoy conocemos como África, Asia, Europa, Oceanía y Abya
yala (América)... Es el mismo ‘Homo sapiens’ en todo el mundo, constituyendo,
todos, una sola historia, la humana, pero con características, costumbres,
idiomas, modos de ser y filosofía de vida propios debido a su libertad de
opción y a su estrecha y condicionante relación con el ambiente”, se lee en la
Guía del Museo Ivy Mara Ey (la Tierra sin mal) de Chajarí, redactada por Juan
José Rossi. La historia saboteada de Abya yala, se titula uno de sus
libros. Crónicas de la invasión europea en Abya yala, es otro, por dar
ejemplos.
Hace una larga década
ya que Rossi, como Vilar y otros historiadores, usan el nombre Abya yala desde
Entre Ríos.
En esa Guía
chajariense, Rossi alude a la permanencia del ayllu en muchas comunicades, a
través de los milenios, y es otro lazo con la prédica de Takir Mamani.
Los saylas
Fundador del
indianismo comunitarista de ayllus, Takir Mamani asistía a un congreso
indigenista en Columbia Británica, Canadá, en 1975, y visitaba a los mayores
(saylas) del pueblo guna o kuna de Panamá y Colombia. Ellos se mostraban
extrañados y molestos con el nombre América, y recordaban que desde antiguo
llaman Abya yala a esta tierra. No necesariamente a todo el continente sino a
la gran región, con límites más o menos difusos, tierra que conocen bien porque
aquí viven desde hace milenios, a diferencia de aquellos que resolvieron
bautizarla “América”, que en el mejor de los casos habían pasado apenas algunas
décadas por acá, es decir, lo ignoraban todo: idiomas, costumbres, saberes,
modos, árboles, peces, pájaros, amores, ríos, historias, artes… Nombraron algo
que no conocían.
La convicción de
Takir Mamani y otros muchos, que se inclinaron ante la sonoridad de esta voz de
un pequeño pueblo, y declinaron usar voces de sus idiomas más extendidos, hizo
que en pocos años las diversas culturas aceptaran el viejo-nuevo nombre. Pero
el proceso es largo, las mayorías aún no escuchan este mensaje, e incluso
algunos estudiosos han reflotado una antigua hipótesis sobre el nombre de
América para darle nuevo brillo y opacar “Abya yala”. El colonialismo se hace
fuerte en los lugares menos pensados.
Una entrevista reciente
Este miércoles 9 de agosto se recuerda el Día internacional de los
pueblos indígenas. A lo largo y a lo ancho del Abya yala se suceden las luchas
de los pueblos por las tierras, por la biodiversidad, a veces cruzadas por
intereses partidarios de sectores que por una u otra vía continúan las
políticas de sometimiento. Y también afloran saberes que fueron ignorados o
menospreciados por siglos, y que están dando respuestas antiguas a problemas de
la modernidad. Por ejemplo: la vida comunitaria, la relación armónica con el
resto de la biodiversidad, la complementariedad de los diferentes, y la mirada
crítica de los distintos tipos de racismo y colonialismo, ocultados a veces
detrás de aparentes buenas intenciones, la inclinación ante la Pachamama.
Por eso quisimos averiguar sobre el estado de salud del legendario Takir
Mamani, en su cumpleaños 90, y supimos que participó de un reciente
reconocimiento a los luchadores por la democracia. Entonces hallamos una
entrevista en la televisión de Bolivia que decidimos traducir al texto escrito
porque en verdad el periodista del Canal 49 “Vos TV” logró allí, por
casualidad, con gran conciencia del hallazgo, un testimonio revelador sobre la
potencia de la palabra del pensador y militante. Aquí, entonces, fragmentos de
esa conversación presentada como “un reporte especial desde El Alto”, cerca de
La Paz, en Bolivia”. Un diálogo en la calle que termina con Takir Mamani
cantando un huayno de su autoría. “Levantemos estos puños y los karas
temblarán”, dice.
A la primera pregunta del periodista, Takir Mamani responde con un largo saludo en lengua aymara, y luego: “Bueno,
en primer lugar, debo declarar hermanos que yo prácticamente ya estoy en las puertas
del cementerio… En esto de la democracia que ustedes escuchan, gracias a esta
gente, como por lo menos unos diez mil hermanos que todavía sobrevivimos, esta
democracia existe, y quien habla, Constantino Lima Chávez, es el hombre,
declarado por los presos políticos de ese tiempo, el preso político más víctima
de la época, porque he sufrido las peores torturas; hasta a mis tres hijos me
los han asesinado, a mi papá a mi vista me lo han asesinado (se emociona); en
fin, una serie de cosas que realmente da pena; a mi padre lo asesinaron a mi
vista, a mis tres hijos. Han sobrevivido
ocho, yo hubiera tenido once hijos hasta ahorita.
—Hermano Constantino,
eso fue en los años 80, contra (Luis) García Meza.
—Sí, justamente antes
de que se repusiera la democracia en 1980 he sido sañudamente perseguido para
matarme. A Marcelo Quiroga Santa Cruz lo han matado, pero a Constantino no han
podido porque los hermanos me han respaldado aquí y allá. Aquí tres veces casi
me han pescado y de ahí los hermanos me han escondido en la ladera de Alto
Tejar y El Alto mismo; finalmente, luego de unos cuantos días llega una
delegación, me dice ‘los hermanos te quieren con vida, no te quieren muerto
hermano, tenemos que escapar, es una orden de los militantes’. Entonces hemos
tenido que fugar hacia Perú, y allá me ha hecho perseguir en Puno, casi me ha
hecho matar, como vulgarmente se dice, por solo un milagro he podido vivir.
Luego en Lima, Perú, un año y dos meses más, he estado allá viviendo, los
hermanos igual me han respaldado porque había muchos asilados políticos, y
finalmente ya me estaba haciendo pescar García Meza Tejada en coordinación con
la Guardia Civil peruana; ya no había caso, ya me estaba pisando los talones;
he preferido escaparme a pie, de Lima también; me he venido clandestinamente,
he caminado, hermano periodista, escuchen, hermanos: dos mil quinientos
kilómetros he caminado, desde Lima, Perú, hasta llegar a mi ayllu. Las ampollas
me salieron, hay veces sin comer, otras veces comiendo bien porque los hermanos
me han ayudado. A veces durmiendo en la cama, a veces en la intemperie, es
decir: una serie de peripecias he tenido que pasar, mis queridos hermanos y
hermanas, durante García Meza Tejada, que me buscó a muerte, pero he ganado y
sigo viviendo hermano.
—El gobierno
golpista, militar, o los gobiernos fascistas, siempre han hecho daño a la gente
civil, al pueblo, a los dirigentes perseguía… Es lo malo de nuestro país
hermano Constantino.
—Toda la vida, toda
la vida; especialmente para el nativo, para el indio, como somos nosotros, no
hay democracia desde 1492 hasta hoy. La democracia solamente está puesta para
los de la derecha y los de la izquierda, y más que todos, yo digo, para los blancomestizos,
porque al fin de cuentas, el nativo aymara, quechua, tupí guaraní, nunca hemos
tenido democracia. Jamás ha habido, siempre ha habido mortandades, torturas,
etcéteras, mi querido periodista.
Un Mamani, un Quispe
—Bueno, muchos hechos
que conoce usted dentro de la historia boliviana. Los golpes de los 80, la
lucha de 2003, la dictadura de 2019, el golpe, todo ello, ¿qué opina don
Constantino Lima de la situación actual?
—Mira: algo que no me
van a creer. ¿Quién ha botado directamente al gringo Gonzalo Sánchez de Lozada?
Es Constantino Lima Chávez, pues. Ellos estaban queriendo derrumbar puentes,
etcétera, y yo les he dado la idea: no, no derrumbaremos nada, vamos a botar
los coches del tren, los vagones, vamos a arrojar; y los hermanos han cumplido
eso. Y con eso lo hemos botado al gringo. Y no tenía que ser presidente Carlos
Mesa, pero tenía, pues, preparado, bandido también, Carlos Mesa, paseándose por
ahí, y seguramente bien preparado para que le griten ‘él es vicepresidente,
ahora que sea presidente’. No está bien eso, tenía que ser alguien, un Mamani,
un Quispe, el presidente, porque era golpe. Pero bueno, han salido de los
apuros, nos han tomado el pelo. Y eso es todo.
—Le vemos con vida,
¿cómo está de salud? ¿Usted es oriundo de qué provincia, si me recuerda algo?
—Soy del ayllu Pakajaki
Calacoto, provincia Pakajaki para mí, Pacajes. Pero hay que ver una cosa,
salude a mis hermanos que ojalá escuchen, mis hermanos aymaras, quechuas, tupí
guaraní, y a todos los pueblos racialmente discriminados del mundo, que me
declararon papá de los pueblos racialmente discriminados, en Grenada. Todos,
los negros de África, los asiáticos, los chinos, los nativos, indios, llamados
así. Como tal, tengo que decir lo siguiente: ya estoy avejentado, pero no crean
que me voy a rendir. Hasta los últimos suspiros de mi vida es esta mi lucha, y
voy a luchar hasta morir mis queridos hermanos y hermanas. Lo que sí, estoy
esperando que la juventud, de ambos sexos, cualquiera, empiecen a batallar de
una vez. Mi espíritu, mi ajayu, les va a estar acompañando siempre a todos los
que van a luchar. Aún de muerto, mi espíritu va a acompañar, hermanos y
hermanas.
—Bien, hay que hacer conciencia. Esperamos que las nuevas generaciones
puedan tomar ese ejemplo de Constantino Lima. ¿Cómo está de salud?
—Bueno, nueve torturas en mi vida, cuatro en Bolivia y cinco en el
extranjero. Canadá, Alemania, Suiza y dos veces en Perú. Uno en Arequipa, otro
en Desaguadero. Cuánto más puede aguantar este cuerpo. Los médicos me han
declarado verdadero cadáver andante, porque este cuerpo dice que está todo
destrozado; así estoy, andando apenas con bastón; imagínense hermanos cómo la
Pachamama, la gran madre naturaleza todavía me tiene con vida, yo estoy feliz
de eso, porque todavía puedo hablar. Sin embargo, hubiera querido que en esos tiempos de una vez me
hubieran matado, me tienen con vida, entre vida y muerte, por eso repito
hermanos: (frases en aymara)… Yo tengo en este momento once canciones de
protesta, hermanos, canciones de lucha, de pelea; son terribles, hermanos, las
canciones que tengo.
—A ver si algún arpegio, ahorita, podemos recordar una cancioncita,
Constantino.
—Si tienen un poquito de paciencia, son cuatro estrofas. Voy a cantar
uno de esos. ‘Pachamama’…(y canta en aymara)… Son tres muy largos, pero
voy a cantar uno en castellano… ‘Pachamama, ya estoy de vuelta, Pachamama,
por tu camino, ciudad de piedra. Vengo a pedirte refugio, a tu cuidado, a tu
protección. Vengo, ya estoy; de tus senos voy lactar, voy lactar. Caminando
voy, por todo el mundo… ya estoy viejo, antes de tiempo, de tanto pensar.
Porque soy indio rebelde, que no acepto, derechizquierda. Levantemos estos
puños y los karas temblarán, temblarán. Perseguido soy por todo el mundo,
torturado soy por estos karas y felipillos (traidores). Porque soy indio
rebelde que debo luchar hasta aplastar; castigando al verdugo, obligando a
escapar. A escapar’. Esa es la canción que se debe a mi vieje
tan largo de 2.500 kilómetros desde Lima Perú hasta mi llajtaj, mi casa, mi
ayllu, que es la provincia Pacajes, y cuando llegué a la ciudad de piedra, es
cuando canté ya esta canción, de por sí, no he pensado ni un minuto, ni un
segundo, qué tonada voy a dar, qué palabras voy a dar, no: directamente la
Pachamama me dictó todo; esa es la canción que estoy cantando, especialmente
las dos estrofas anteriores, las segundas estrofas canté al tercer día de haber
llegado a la casa, aumenté ya. Como he caminado tan largo, entonces digo:
caminando voy, por todo el mundo, porque 2.500 no es poco, hermano. Las
ampollas salen, los hermanos y hermanas me curaron también, a veces dos días
estaba quedándome ahí, con cebos, con mentisán me curaban. A eso se debe esta
canción que se canta para todos los hermanos aymara, quechua, tupí guaraní,
hermano.
—Bueno Constantino
Lima, tiene fuerzas, y está caminando por el Alto. Jallalla kipanaya.
—Jallalla… (en lengua
aymara, con referencias a Tupak Katari y Bartolina Sisa)
Daniel Tirso Fiorotto. UNO. Lunes 7 de agosto 2023.