Schvartzman recupera una visión premonitoria sobre la violencia
Una mirada profética sobre conflictos iniciados en la negación del otro, contra los saberes que no conciben a una persona sin su par. Errores y vicios que explican en parte el mundo en guerra.//
El escritor entrerriano
Américo Schvartzman escribió una referencia al pensamiento del filósofo judío
Martin Buber, que tuvo el presentimiento de la guerra interminable entre Israel
y Palestina.
Antes de la nueva violencia
desatada el 7 de octubre pasado cuando un escuadrón de terroristas asesinó sin
compasión en Israel a numerosas familias, entre ellas a jóvenes y niños, y
secuestró a otros, Américo puso de relieve la sabiduría de Martin Buber, por su
llamado a la concordia, por señalar que se estaba edificando un conflicto en
permanente ebullición, y por su concepto de la persona humana en relación con
sus semejantes.
“Buber
creía en el camino de Eretz Israel (Tierra de Israel, Tierra Santa, Palestina),
pero advertía con énfasis sobre el riesgo de no encontrar la convivencia con
esos otros que ya vivían en Palestina”, explica.
Lo
interesante de los dos filósofos, el austríaco y el entrerriano, radica en que
supieron llamar la atención cuando estábamos a tiempo. Y es que en medio de la
violencia es difícil hallar un argumento que no tenga una respuesta del lado
enemigo, y el diálogo se hace imposible. Cuando, además, cada bando está
sepultando a sus seres queridos en la mayor angustia imaginable.
El dolor divide aguas
De ahí
que en tiempos de cierta serenidad conviene escuchar a los que piensan con profundidad
e independencia los problemas graves, y saben alertarnos.
Habíamos
leído este estudio publicado en la revista Nueva Sion hacia marzo/abril
pasado. Hoy resulta más difícil concentrarse en medio del horror, pero
trataremos de hacerlo en homenaje a tantas personas masacradas en este choque
que involucra a las principales potencias del mundo y muestra su extrema
debilidad.
También
vale publicarlo porque en nuestro territorio, donde miles de árabes y judíos
conviven en paz y forman familias sin problemas, el dolor cala hondo y divide
aguas una y otra vez. ¿Cómo no ponernos en la piel de un pueblo que se sabe
invadido por la fuerza y resiste? ¿Cómo no ponernos en la piel de otro pueblo
que se sabe amenazado hasta la desaparición? ¿Qué podemos decir los argentinos,
que conocemos el terrorismo de estado, de los estados terroristas?
Ver la exigencia oculta
Dice
Américo: “Buber
narraba una anécdota sugestiva: Max Nordau, cuando escuchó por primera vez
detalles sobre la existencia de árabes en ‘Eretz Israel’, corrió al encuentro
de Herzl y le dijo: ‘Esto lo ignoraba. De ser así estamos cometiendo una
injusticia’. Buber entendía el sionismo desde una ética innegociable,
precisamente porque partía de la perspectiva del diálogo, del reconocimiento de
un otro sin el cual yo no puedo ser yo”.
“Lo decisivo en las grandes situaciones históricas -agrega Buber- no
reside en el hecho de quién tiene más fuerza en el momento de choque de
fuerzas, sino en quién tiene una determinada capacidad, exigida para superar la
confusión de una situación y del período subsiguiente: quién es capaz de
satisfacer la exigencia oculta de la situación. Ciertamente, hay triunfos que
son fruto exclusivo de la fuerza, más su fin es el caos. El derecho de los
colonos (judíos) es el de aquellos capaces de hacer frente a los problemas de
la colonización. Y lo advierto desde ya: los problemas de nuestra colonización
y de nuestros colonos comprenden la vida de los pobladores árabes del país, a
quienes no podemos expulsar, y por lo tanto, debemos incluirlos en nuestra
empresa, si nos proponemos en verdad superar la confusión especial que existe
aquí”.
Entonces apunta Américo: “No es aventurado afirmar que, a casi seis
décadas de su muerte, Buber se estremecería al comprobar las resonancias
actuales de la palabra sionismo, y no por mérito de sus detractores
antijudíos, sino por obra y gracia de quienes la encarnan hoy, de manera
mayoritaria y oficial en el Estado Judío”.
Tremenda paradoja
La nota de Américo tiene una condición excepcional, por tratar el asunto
cuando no tronaban los misiles, y por publicar en la revista Nueva Sion, cuyo
lema es “periodismo judeo argentino con compromiso”.
Esa revista ofrece hoy perspectivas no habituales, para comprender la
tragedia. Por ejemplo, explica la situación de miles de jóvenes que se
hartaron de luchar en las calles contra el presidente de Israel por sus medidas
despóticas, incluso clamando por su dimisión, y contra los asentamientos,
por lo cual fueron llamados “traidores”; y resulta que hoy tienen que
escuchar por las redes a otros pares combativos del mundo que cuestionan todo
lo hecho por Israel pero sin una mención siquiera a las atrocidades de Hamas.
Entones, como dice el título de una nota editorial reciente en esa revista, firmada por Linda Dayán: “En la guerra, los izquierdistas israelíes se encuentran verdaderamente solos”. Digamos, en argentino: no los quiere nadie. Qué tremenda paradoja, divulgada por este medio de comunicación. Esto es lo que sintetiza Dayán: “La derecha israelí, que sigue en el poder, está empleando una retórica más racista y expansionista que nunca, lo cual no es poca cosa. Mientras tanto, la izquierda internacional todavía no ha llegado a un consenso total sobre si el asesinato en masa de civiles israelíes fue malo o si siquiera ocurrió”.
Sionismo fascista, falso
sionismo
Volvamos a la re-visita de Américo sobre la obra del filósofo del siglo XX. “Buber advirtió sobre el peligro de que ese ‘falso sionismo’ terminara convertido en un sionismo capaz de ‘confiarse al vitalismo, un sionismo fascista, no solo equivocado filosóficamente sino que también se opone a la razón humana’. Para que se entendiera de qué hablaba -añade Américo-, contó que en sus primeros días ‘en Eretz Israel, una pandilla de judíos armados cayó sobre una aldea árabe y la destruyó. A menudo, en tiempos anteriores, pandillas árabes habían cometido atrocidades de este tipo, y desde luego mi corazón sangró por el sacrificio que esto significaba. Pero esto era otra cosa, esto era una cuestión nuestra, era mi propio crimen, un crimen de los judíos, de mi pueblo, en contra del espíritu del sionismo, en contra del mandato de Dios. Aun hoy no puedo pensar en esto sin sentirme culpable. Nuestra fe luchadora fue débil para evitar la erupción de falsas enseñanzas demoníacas’”.
Esta confesión de Mordechai (Martin) Buber nos recuerda la visión de
los pueblos ancestrales de México, los Tojolabales en particular, que
consideran que un daño realizado por un miembro de la comunidad involucra a
toda la comunidad, al nosotros. Vaya interesante coincidencia de dos
tradiciones tan distantes. Y lo mismo la mirada quechua aymara, que entiende
que la persona se consuma de a pares, y de par en par se reúne en
comunidades.
Dice Américo que Buber detectó las “falsas enseñanzas demoníacas” muy
temprano. “Ya en 1918 advertía sobre ‘el espíritu extraviado en el sionismo’ en
una carta a Hugo Bergman, donde criticaba la pretensión de ‘la mayoría de los
líderes sionistas’ que son ‘nacionalistas que no tienen límites, según el
ejemplo europeo, imperialistas e incluso mercantilistas inconscientes que se
arrodillan ante el éxito’. La pretensión que cuestionaba Buber -sigue Américo- era
la de ‘crear una mayoría [judía] en el país’”.
Apunta que los planteos de Buber “cada vez más amargos, resultaron
proféticos. Señaló un puñado de hechos (y sus consecuencias) que, a su juicio,
determinarían la imposibilidad de la paz. Por ejemplo, que la tarea de
asentamiento se emprendió ‘sin consultar ni informar a la gente de esta tierra’.
La consecuencia inevitable: los árabes ven a los judíos cada vez más ‘como
invasores y representantes de intereses extranjeros’”.
Coincidencias milenarias
El escritor uruguayense recuerda que en este año 2023 se cumplen 100
años de la divulgación de un libro cumbre de Buber. “En 1923 Martin Buber
(1878-1965) publicaba la obra que le daría celebridad como pensador: Ich
und Du (‘Yo y Tú’), donde desarrollaba los conceptos
elementales de la filosofía que lo acompañaría a lo largo de toda su vida. Una
filosofía dialógica, relacional, donde el ser humano no se puede construir
sin un otro, la idea de que el Yo no es sin
el Tú”.
Desde esta cosmovisión, que no sabemos si es más vieja en los judíos,
los tojolabales o los quechua aymaras, y poco importa, miramos el presente
guerrero del mundo con una pesadumbre que no encuentra palabras. En Israel, en
Gaza, en Ucrania, en el Congo, en Yemen, en Etiopía, en Myanmar, en Siria, en
Afganistán, en Libia… Los imperios, los estados-nación, los grupos de poder,
edifican sus guerras aprovechando a veces y exacerbando la incapacidad de las
poblaciones para ponerse en el lugar del otro.
El aporte de Américo Schvartzman abunda en otras consideraciones, y
puede encontrarse en internet.
Daniel Tirso Fiorotto. UNO. Jueves 16 de octubre de 2023.